lunes, 31 de octubre de 2011

Festival Universitario de Danza Contemporánea: 15 años celebrando nuestra forma de movernos


En su versión número 15 el Festival Universitario de Danza Contemporánea se mostró como el más maduro y atrevido de los de su clase. Con una programación que incluyó desde talleres a muestras de artistas internacionales con interesantes visiones acerca del cuerpo y el movimiento, esta celebración cerró un importante ciclo en su trayectoria. Un venia que, desde la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, se rinde al público; principal protagonista de esta celebración.

Dos bailarines vestidos como princesas se preparan para bailar un vals. Comienzan en silencio a navegar por entre el público presente en el Aula Máxima de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, hasta que empieza a sonar esa melodía de Chayanne, conocida como tiempo de vals. Pronto la audiencia se ve sometida por la invitación de los artistas y medio salón empieza a bailar. Esta fue sólo una parte del cierre de Asunto Público 15 Festival Universitario de danza, en el que 15 coreógrafos realizaron gestos cortos con el público.

Una epidemia de bostezos se apoderó de los asistentes cuando 4 chicas, miembros del grupo de Danza Contemporánea de Psicología de la Universidad Javeriana, armaron un concierto de largos bostezos. Pero ellas no fueron las únicas participantes: octubre finalizó con las actividades propias del Festival Universitario de Danza Contemporánea, desde el 24 al 28 de octubre, contando con la presencia de grupos, artistas y teóricos pertenecientes a más de 30 universidades de la ciudad, y 25 del país, quienes hicieron visibles sus procesos de creación, integrando sus disciplinas a la construcción de nuevos conceptos de danza. ASAB – Maldita Danza, Universidad Central, Universidad Antonio Nariño, CENDA, CECAR, Fotostica, Politécnico Internacional, Universidad Distrital, Academia de Artes Guerrero, Creato Danza, Kuisa Danza, Contexto Danza, Universidad Autónoma de Occidente, Universidad de los Andes, Universidad Nacional, Universidad Externado de Colombia, Politécnico Grancolombiano y Universidad del Rosario, fueron algunas de las universidades, instituciones y grupos que se unieron para darle vida a la danza en 2011. La idea de exaltar la importancia del público dentro de los 15 años del festival y en especial en esta versión, se vio reflejada en los actos del cierre, que viajaron desde coreografías con ritmos ejecutados con partes del cuerpo de los asistentes hasta juegos de sombras en medio de la silletería del auditorio. La posibilidad de hacer parte de una pieza e interactuar con de manera activa con los artistas, generó una reacción positiva además de lanzar un importante cuestionamiento acerca del accionar en el escenario.

Revisitando el festival

En 2010 el Festival Universitario de Danza Contemporánea se atrevió, como el más arriesgado de su clase, a presentar tres fragmentos en los que se incluyeron no sólo las propuestas y procesos de formación de estudiantes y aficionados sino también obras de talla internacional que buscaban alimentar nuestro concepto danza. La posibilidad de extenderse a lo largo del año ha hecho del Festival un evento único, mezclando matices que van desde lo académico a lo experimental. En su casa, la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, se realizó el lanzamiento de las actividades para 2011, con la participación 15 artistas de la danza, quienes recordaron el trabajo de aquellos coreógrafos que construyeron las bases para la creación del Festival, el más antiguo de su tipo en Latinoamérica. No fue capricho entonces que el lanzamiento se realizara el pasado 29 de abril, en el marco de la celebración del Día Internacional de la Danza; como una manera de asomarse al trabajo actual y revisitar los aportes hechos hasta hoy por los bailarines colombianos. Inspirados en lo más célebre de su trabajo, jóvenes coreógrafos revisitaron a Jacinto Jaramillo, Delia Zapata, Ana Consuelo Gómez y Jaime Díaz, Peter Palacio, Rafael Palacios, INCOLBALLET, Álvaro Restrepo, Elsa Valbuena, Sonia Osorio, Tito Montes, Carlos Franco, Carlos Jaramillo, Cuca Taburelli, Plutarco Pardo Santamaría y Carlos Latorre. Estas “versiones libres” permitieron rendir un tributo además de dar un nuevo significado al aporte realizado por el grupo de homenajeados. 15 minutos, sobre el escenario del Aula Máxima de la UJTL, que cada bailarín aprovechó para hacer una venia a la experiencia y dedicación.
En su versión 15 el Festival celebra pero también se rebela. La quinceañera se siente más que mujercita y en su calidad de l’enfant terrible continúa apartándose de los lugares comunes. Extendiéndose durante los meses de agosto, septiembre y octubre nuestro Asunto Público 15 Festival Universitario de Danza Contemporánea se diversifica entre talleres, residencias artísticas, charlas y muestras y se instala en tres ciudades: Cali, Barranquilla y Bogotá, para seguir reflexionando acerca de la danza como un asunto de urgencia a consolidar en la construcción participativa, inclusiva y experiencial de comunidad; sobre la importancia de la construcción de lo público en el encuentro que tiene lugar durante la experiencia escénica, y el rol de las audiencias y su importante lugar en la relación con la obra de arte. Siguiendo la ruta de la independencia y la vanguardia, el Festival integra la obra de artistas nacionales e internacionales con interesantes cuestionamientos acerca del cuerpo, el movimiento, las interacciones y los procesos de creación coreográfica.

Muestra de ello fue la participación, el pasado mes de agosto, de la dupla constituida por François Chaignaud (Francia) y Marie-Caroline Hominal (Francia-Suiza), quienes presentaron Duchesses (Duquesas), una pieza en la que el juego del hula-hula se transforma una coreografía que subraya el cansancio, lo infinito y la exuberancia. Lo mágico de los más de 50 minutos de la obra tal vez radique en el sometimiento en el que cae el espectador: incapaz de separar su mirada, examinando cada detalle de la figura de los bailarines y al borde, siempre al borde, de la conmoción. Lo sorprendente de las capacidades físicas de las duquesas para mantener sus aros girando y la propia desnudez de los bailarines se pierden en medio de un ritual evocador, etéreo, envuelto en luz blanca. La transformación es un tema permanente en Duchesses y se experimenta a través de todo el trabajo de Chaignaud y Hominal. Ambos admiten que su obra fue concebida como una pieza para realizar desnudos; como perfecto vestuario para que el espectador sea testigo de los cambios y estaciones que atraviesan sus cuerpos. “Estaba claro, desde el principio, que no habría ningún tipo de vestuario, no pudimos pensar en ningún tipo de vestuario y con la desnudez se podría ver cada músculo y al cuerpo cambiando a través de la pieza”, explica Hominal. Incluso, algunos de los asistentes se sonrojan al admitir su concentración en puntos específicos de las anatomías de las duquesas: ya sea en los genitales, el abdomen que se tornea con movimientos sutiles o los pliegues de piel convertidos en ondas por el roce del hula-hula.

Duchesses se presentó en Cali, en la Pontificia Universidad Javeriana, y en Bogotá, en el Teatro Faenza y La Factoría L’Explose.

Durante su estadía en Bogotá, Chaignaud y Hominal lideraron la residencia artística Identidades Infinitas; un proceso creativo en el que 14 artistas colombianos se acercaron a las identidades queer y trans como generadoras de nuevos materiales artísticos.
“Cuando nos pidieron hacer el taller, relacionado con la transformación, sugerimos este nombre. Al principio habíamos pensado en Identidades Queer pero no queríamos transmitir esa idea ya que es un poco reducida”, indica Chaignaud, y Hominal agrega: “El nombre que le dimos es más amplio, es precisamente infinito”.


El público, gran protagonista

Miguel Gutiérrez, uno de los participantes internacionales de este año, estuvo a cargo de Inefable Intangible Sensacional un taller en el que bailarines y actores trabajaron desde el movimiento, la improvisación y el des-aprendizaje de la danza buscan, usando su percepción, la manera más natural de moverse. Para Gutiérrez se trata de “sacar la danza de lo visual y demostrar que hay otras formas de percibirla y de presentarla”. Inefable Intangible Sensacional estuvo realizándose en Barranquilla y Bogotá, en la Universidad del Atlántico y La Casona de la Danza, respectivamente.

Gutiérrez presentó además Heavens What Have I Done: un monólogo incoherente sobre la ascensión al éxito de los artistas, las hipocresías de un mundo inestable, las críticas, los sueños y deseos de una naturaleza más personal. El artista es ganador del Bessie Award en Danza y Performance del 2010 en New York y para él su trabajo es un compuesto alimentado por varias disciplinas aparte de la danza. “Siempre considero que en mi trabajo viene del cuerpo y es una extensión de la danza, aunque sea texto o música”, explica.

Gutiérrez, nacido en Estados Unidos, de padres colombianos, tiene una relación muy íntima con el público, que lo lleva a vincularse con el tema central del Festival este año. Los espectadores y su forma de acercarse al arte y reflexionarlo, son guiados en la obra de Gutiérrez a través un acto de percepción y digestión en conjunto. “A veces puede tratarse de un entrenamiento para el público, no porque el público no sea inteligente, sino precisamente porque lo es. Se trata de estar aprendiendo cómo sentir y cómo percibir”, comenta. Las reacciones positivas o adversas del público, sin embargo, son para él también una escuela en la que aprende a lidiar con sus propios demonios. “Yo creo que una reacción del público que no me gusta es cuando la gente te mira y te dice: Bueno, muéstranos qué es lo que puedes hacer. Cuando hay como una expectativa. Pero puede ser también una visión mía, al estar en batalla con mi propia historia, mi neurosis y mis miedos”, confiesa Gútierrez. “Yo también estoy practicando un ejercicio de percepción del público que tengo que mejorar y que tiene que ver con lo que estoy haciendo, la forma en la que lo hago pero no necesariamente para manipularlo y agradarle a las personas, sino para estar en diálogo en tiempo real con mi trabajo”.


15 años de aprendizaje

Los últimos 15 años han servido para que el Festival Universitario de Danza Contemporánea madure y se consolide como una plataforma para el fortalecimiento del arte danzario del país, siendo un espacio de promoción de los procesos artísticos, que desde la danza contemporánea se desarrollan en universidades e instituciones académicas. Estudiantes, provenientes de distintas áreas del conocimiento, que le han apostado a una experiencia en “movimiento”, contando con el apoyo de bienestares universitarios y colaborando en la construcción de nuevos y ágiles discursos de danza en Colombia y Latinoamérica. Esta versión incluye residencias artísticas que buscan el intercambio de experiencias y el descubrimiento de otras formas de moverse. Isabelle Schad (Alemania), Laurent Goldring (Francia), Alito Alessi (EE.UU.) y Carol Swann (EE.UU.) integrarán procesos de aprendizaje que incluyen a jóvenes, adultos mayores y personas con discapacidad.


En adición, los días 18, 19 y 20 de octubre se llevó a cabo en Bogotá el Simposio “SYMpoSOM(AE)tica” una práctica somática y estética de lo experiencial, participativo e inclusivo en procesos pedagógicos y artísticos.

Es así como el Festival Universitario de Danza Contemporánea siguió, este año bajo la temática de “Asunto Público”, reiterando su interés por la generación de nuevos cuestionamientos y discusiones frente a la danza. Su base conceptual gira en torno a tres ejes de reflexión. En primer lugar, la danza como un asunto de urgencia; en segundo lugar, la importancia de la construcción de lo público en el encuentro que tiene lugar en la experiencia escénica y en último lugar, el tópico de las audiencias, como la relación entre obra de arte, espectadores y artistas. Contando con el apoyo de la Universidad Central, el Instituto Distrital de las Artes, la organización eltiempoelespacioelespectador(a), la Alianza Francesa, Prohelvetia, Fundación Móvil, Urdimbre y el Ministerio de Cultura, entre otro gran número de instituciones que se unen a la celebración de nuestra forma de movernos.

Fotografía y textos: Javier Galeano

jueves, 1 de septiembre de 2011

Duchesses: El juego de la transformación

Una capa tras otra se superponen hasta lograr la sensación de movimiento. Esos 24 cuadros por segundo que corren, uno tras otro, hasta lograr el efecto de acción continua que nuestro ojo transformará en lo que desee: un sentimiento, una idea o la simple indiferencia que lleva al tedio. A veces esa imagen puede ser lo de menos y en últimas, terminemos yendo al cine a vernos a nosotros mismos, a encontrarnos con reflejos, desdibujados, atractivos y atemorizantes que nos saquen del aburrimiento. Las tardes bogotanas de los 80’s y 90’s eran tan aburridas como las tardes de nuestros días pero por entonces estaban los mágicos, ya decadentes, teatros. El Faenza, esa figura imponente del art noveau, se mostraba como refugio para quienes querían escapar de las tardes capitalinas y explorar y perderse y encontrarse y marcharse. Durante 20 años este coloso de principios del siglo XX fue el lugar de encuentro de estudiantes, desempleados, jubilados, padres de familia y cualquier otro hombre de bien que necesitara darse otro aire. Las imágenes alguna vez expuestas por Miguel Ángel Rojas dan fe: siluetas masculinas que se buscan entre el parpadeo veloz del proyector.

Esa exploración del cuerpo, propiciada hace ya más de 30 años en el Faenza, tocó a François Chaignaud (Francia) y a Marie-Caroline Hominal (Francia-Suiza). Ellos acababan de presentar su obra Duchesses (Duquesas), en un Faenza a medio restaurar, e ignoraban que antes de exponer sus cuerpos frente a una audiencia de más de 200 personas, ya en este espacio se daba el encuentro con lo tabú. Los ojos de los asistentes a Asunto Público 15 Festival Universitario de Danza Contemporánea se encontraron con un par de cuerpos desnudos que jugaban al hula-hula. Lo mágico de los más de 50 minutos de esta pieza tal vez radique en el sometimiento en el que cae el espectador: incapaz de separar su mirada, examinando cada detalle de la figura de los bailarines y al borde, siempre al borde, de la conmoción. Lo sorprendente de las capacidades físicas de las duquesas para mantener sus aros girando y la propia desnudez se pierden en medio de un ritual evocador, etéreo, envuelto en luz blanca. Para Chaignaud y Hominal la coincidencia resulta maravillosa.

“El hecho de saber después que había sido un cine porno lo hizo mucho mejor. Me encantó el espacio y el hecho de que esté en camino de renovación. Me gusta que haya sido un cine porno y que, como alguien dijo, nuestra obra sea una continuación de la exploración del cuerpo”, dice Hominal y agrega Chaignaud: “Nuestro trabajo como bailarines no es muy diferente al de las prostitutas, stripers y los actores porno, hay algo similar en la forma de usar el cuerpo como una herramienta y como un lugar de conocimiento y de placer”.



Ese lugar exacto entre lo bello y lo grotesco, el espejismo y la cruda realidad, revive en los cuerpos de las duquesas Chaignaud y Hominal en medio de las ruinas del Faenza. Las miradas atentas de los espectadores son las de hombres anónimos que miraron y hurgaron y exploraron y volvieron a las calles siendo otros. Un conjunto de imágenes primitivas y cinemáticas que habitan en el ojo del espectador, según los artistas. “Somos conscientes de todas estas imágenes pero no las hacemos intencionalmente aparecer”, afirma Hominal. Para ambos se parece más a un gran viaje por la historia del arte y del cuerpo humano que no lleva a ningún lado pero que los mantiene haciendo las ruedas de su vehículo girar. “Hay gente que ve imágenes religiosas, otros ven los movimientos de los planetas, varia”, concluye Chaignaud.


La eternidad que manifiesta Duchesses congela el tiempo para el espectador: todos en el Faenza permanecen inmóviles, escasamente pestañean y contemplan mientras se contemplan.







La transformación es un tema permanente en Duchesses y que se experimenta a través de todo el trabajo de Chaignaud y Hominal. Ambos admiten que su obra fue concebida como una pieza para realizar desnudos; como perfecto vestuario para que el espectador sea testigo de los cambios y estaciones que atraviesan sus cuerpos. “Estaba claro, desde el principio, que no habría ningún tipo de vestuario, no pudimos pensar en ningún tipo de vestuario y con la desnudez se podría ver cada músculo y al cuerpo cambiando a través de la pieza”, explica Hominal. Incluso, algunos de los asistentes se sonrojan al admitir su concentración en puntos específicos de las anatomías de las duquesas: ya sea en los genitales, el abdomen que se tornea con movimientos sutiles o los pliegues de piel convertidos en ondas por el roce del hula-hula. Otros advirtieron, durante el conversatorio realizado al final de la presentación, que podría tratarse de un trabajo ególatra, centrado en el cuerpo y la contemplación.

“No creo que sea una obra ególatra o egoísta, ya que damos mucho de nosotros y hay mucho esfuerzo. Para mí está más relacionada con un ritual de placer, como en la Grecia antigua, en donde hombres y mujeres ofrecían placer como forma de obtenerlo”, aclara Chaignaud.

Durante la charla, denominada Coreotopia, tanto espectadores como artistas, tienen la oportunidad de exponer sus visiones acerca de la obra e indagar sobre las intenciones y reflexiones de cada parte. Chaignaud y Hominal admiten que, aunque no esperan una reacción específica del público durante Duchesses, disfrutan del silencio que provoca en la audiencia y que los lleva a un estado de inigualable concentración. “Eso quiere decir que la gente está atrapada por la imagen y el movimiento”, confiesa Chaignaud. “Personalmente, no hago la pieza esperando una reacción específica. Si a alguien no le gusta, no me parece decepcionante sino interesante”, indica Hominal.






Para ambos, sin embargo, existen reacciones del público que pueden resultar decepcionantes o molestas: dejan en claro que Duchesses es una experiencia en vivo y que las fotografías o vídeos interfieren con esa naturaleza.

“Para mí es decepcionante también cuando la audiencia no entiende la propuesta y hay un centenar de formas de entenderla. Por ejemplo, en la función del Faenza, había tanta gente que me preocupaba no llegarle a todos, porque usualmente estamos más elevados en el escenario y lo hacemos para grupos más pequeños”, sostiene Chaignaud. Las referencias al fascismo y a la competencia también son recurrentes entre la audiencia. Los bailarines explican que los aros en los vestidos de las duquesas fueron la inspiración para el nombre de esta pieza y que más allá de ponerlos en rivalidad, los lleva a complementarse, viajar juntos y divertirse mientras juegan.

“No lo vemos como un retrato de la rivalidad, más como un viaje en el que vamos juntos. Es como una Road Movie, de algún modo”, opina Hominal.

“El hula-hula es un juego muy divertido y no queríamos perder eso. Es divertido ver a alguien haciendo hula-hula, es un poco como una broma. Incluso al final podríamos sonreír y decir: Es sólo una broma, aunque se vea muy serio”, puntualiza Chaignaud.


De lo queer a lo infinito

Una recepcionista obliga a todos a inscribirse, con cédula en mano, antes de entrar a la Casona de la Danza. Lleva rubor fuerte en los cachetes y luce orgullosa su bigote. Se enoja cada vez que alguien intenta desafiar su autoridad. Afuera, una dominatriz con acento portugués invita a todo el que pasa a reventar los globos negros que tiene por senos. Una maniática en patines, con sombrero de leopardo y mallas, amenaza con un cuchillo para luego dormirse a los pies de sus supuestas víctimas. Un joven deambula por el lugar y cada vez que alguien se le acerca emprende la huída.

Estas y otras identidades cobraron vida a través de los 14 asistentes al Taller Identidades Infinitas, realizado del 24 al 28 de agosto de 2011 en la Casona de la Danza. En este proceso de Aprendizaje y Creación, liderado por Francois Chaignaud y Marie-Caroline Hominal, los participantes viajaron al fondo de las identidades Queer en la búsqueda de la generación de nuevos materiales artísticos. Los movimientos, disfraces, sonidos y actitudes fueron mezclados para dar como resultado una muestra en la que fue fácil sentirse identificado, seducido o amenazado. Dentro de la dinámica de la actividad los integrantes del grupo –artistas involucrados con temática Queer- tuvieron que pasar de una identidad A a otra B, visitando cada uno de los estadios intermedios. Chaignaud y Hominal hablaron sobre el nombre y la idea de Identidades Infinitas como su residencia artística.


“Cuando nos pidieron hacer el taller, relacionado con la transformación, sugerimos este nombre. Al principio habíamos pensado en Identidades Queer pero no queríamos transmitir esa idea ya que es un poco reducida”, indica Chaignaud, y Hominal agrega: “El nombre que le dimos es más amplio, es precisamente infinito”.



Los pasillos de la Casona de la Danza son invadidos por personajes que celebran su identidad: "Mi identidad es falsa", "Mi identidad cuenta una historia", "Mi identidad no dice nada", "Mi identidad se calienta y se enfría", "Mi identidad es un arma". Chaignaud y Hominal relacionan el sinnúmero de identidades que nos habitan con su trabajo en Duchesses y el concepto de androginia.



“Creo que ambos estamos relacionados con lo andrógino, debido a que tenemos la misma estatura, el mismo color de cabello y me gusta el hecho de que haya un chico y una chica, algo masculino y algo femenino, pero que viaja también del uno al otro. Al ser una pareja desnuda podemos recordar a muchas parejas míticas como Adán y Eva y es interesante poner a pensar a la gente sobre estar parejas en la historia y preguntarse quién era el chico o la chica, realmente. No se trata tanto de un intercambio de roles sino que cada uno de nosotros es complejo en su naturaleza”, Chaignaud.


Texto y fotografía: Javier Galeano Pájaro

lunes, 2 de mayo de 2011

15 años de Danza en 15 minutos

Jair Luna / Homenaje a Rafael Palacio


Jóvenes coreógrafos rindieron sus respetos a 15 precursores de la danza colombiana en nuestro lanzamiento. Jairo Lastre, Julián Alvarado, Raúl Parra, Natalia Orozco, Carlos Maria, Eduardo Ruíz, Carlos Latorre, Jair Luna, Soraya Vargas, Hernando Eljaiek, Verónica González, Ingrid Sierra y José Luís Tahua homenajearon a esos maestros que dieron el primer impulso para la creación del Festival Universitario de Danza Contemporánea.


Julián Alvarado / Homenaje a Incolballet


Inspirados en algunas de sus piezas, los coreógrafos revisitaron el trabajo de Jacinto Jaramillo, Delia Zapata, Ana Consuelo Gómez y Jaime Díaz, Peter Palacio, Rafael Palacios, INCOLBALLET, Álvaro Restrepo, Elsa Valbuena, Sonia Osorio, Tito Montes, Carlos Franco, Carlos Jaramillo, Cuca Taburelli, Plutarco Pardo Santamaría y Carlos Latorre. Estas “versiones libres” permitieron rendir un tributo además de dar un nuevo significado al aporte realizado por el grupo de homenajeados. 15 minutos, sobre el escenario del Aula Máxima de la UJTL, que cada bailarín aprovechó para hacer una venia a la experiencia y dedicación.

En 2011 el Festival llegará a las ciudades de Cali y Barranquilla, para los meses de Agosto y Septiembre, respectivamente.



Hernando Eljaiek / Homenaje a Carlos Franco



Carlos María / Homenaje a Sonia Osorio



Soraya Vargas / Homenaje a Carlos Latorre


Ana Ávila / Homenaje a Plutarco Pardo

lunes, 18 de abril de 2011

15 años, 15 maestros, 15 propuestas

15 años + 15 coreógrafos encargados de homenajear a los 15 precursores del Festival Universitario de Danza Contemporánea. Para nuestro lanzamiento, y con motivo del Día Internacional de la Danza, la nueva sangre coreográfica saltará al escenario, rindiendo tributo a algunos de los más importantes gestores de movimiento en Colombia.

Los artistas a homenajear serán Jacinto Jaramillo, Delia Zapata, Ana Consuelo Gómez y Jaime Díaz, Peter Palacio, Rafael Palacios, INCOLBALLET, Álvaro Restrepo, Elsa Valbuena, Sonia Osorio, Tito Montes, Carlos Franco, Carlos Jaramillo, Cuca Taburelli, Plutarco Pardo Santamaria y Carlos Latorre. Las propuestas coreográficas estarán a cargo de Jairo Lastre, Julián Alvarado, Raúl Parra, Atala Bernal, Natalia Orozco, Carlos Maria, Eduardo Ruíz, Carlos Latorre, Jair Luna, Soraya Vargas, Hernando Eljaiek, Verónica González, Ingrid Sierra, José Luís Tahua y Angela Bello

Recuerden: 28 de Abril en el Aula Máxima de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, a partir de las 7:00 P.M.

sábado, 16 de abril de 2011

15 años de danza: Un asunto público

Una cándida quinceañera que sale por primera vez a la pista de baile, a ser presentada en sociedad, podría ser la historia del Festival Universitario de Danza Contemporánea. Pero no. Desde recién nacido este espacio no ha conocido la timidez o la reserva, sólo se ha mantenido en un movimiento silencioso pero enérgico que ha logrado consolidarse hasta el día de hoy.

En 2010 el Festival Universitario de Danza Contemporánea se atrevió, como el más arriesgado de su clase, a presentar tres fragmentos en los que se incluyeron no sólo las propuestas y procesos de formación de estudiantes y aficionados sino también obras de talla internacional que buscaban alimentar nuestro concepto danza. La posibilidad de extenderse a lo largo del año ha hecho del Festival un evento único, mezclando matices que van desde lo académico a lo experimental.

En su versión 15 el Festival celebra pero también hace memoria. La quinceañera se siente más que mujercita y en su calidad de l’enfant terrible quiere que a su lanzamiento no falte nadie. 15 artistas de la danza se encargarán de recordar el trabajo de aquellos coreógrafos que construyeron las bases para su creación, en 1996. No es capricho que nuestro lanzamiento se realice en el marco de la celebración del Día Internacional de la Danza: es una manera de asomarse al trabajo actual y revisitar los aportes hechos hasta hoy por los bailarines colombianos, exponiendo la necesidad de creación de una memoria documental del arte coreográfico.

Los artistas a homenajear serán Jacinto Jaramillo, Delia Zapata, Ana Consuelo Gómez y Jaime Díaz, Peter Palacio, Rafael Palacios, INCOLBALLET, Álvaro Restrepo, Elsa Valbuena, Sonia Osorio, Tito Montes, Carlos Franco, Carlos Jaramillo, Cuca Taburelli, Katy Chamorro y Carlos Latorre. Las propuestas coreográficas estarán a cargo de Jairo Lastre, Julián Alvarado, Raúl Parra, Atala Bernal, Natalia Orozco, Carlos Maria, Eduardo Ruíz, Carlos Latorre, Jair Luna, Soraya Vargas, Hernando Eljaiek, Verónica González, Ingrid Sierra , José Luís Tahua y Angela Bello.


Son 15 años que han servido para consolidarnos como una plataforma para el fortalecimiento del arte danzario del país, siendo un espacio de promoción de los procesos artísticos, que desde la danza contemporánea se desarrollan en universidades e instituciones académicas. Estudiantes, provenientes de distintas áreas del conocimiento, que le han apostado a una experiencia en “movimiento”, contando con el apoyo de bienestares universitarios y colaborando en la construcción de nuevos y ágiles discursos de danza en Colombia y Latinoamérica.

En esta ocasión, el Festival como “Asunto Público” reitera su interés por la generación de nuevos cuestionamientos y discusiones frente a la danza. La base conceptual del Festival este año girará en torno a tres ejes de reflexión. En primer lugar, la danza como un asunto de urgencia; en segundo lugar, la importancia de la construcción de lo público en el encuentro que tiene lugar en la experiencia escénica y en último lugar, el tópico de las audiencias, como la relación entre obra de arte, espectadores y artistas.

En su casa, la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, el Festival nos recibe de nuevo. El 28 de Abril, a las 7 P.M., en el Aula Máxima de la UJTL se llevará a cabo el lanzamiento de las actividades de “Asunto Público 15 Festival Universitario de Danza Contemporánea”.